martes, 30 de agosto de 2016

APUNTES SOBRE LA DIMENSIONALIDAD DE LOS PERSONAJES NARRATIVOS Y LOS CÓMICS DE SUPERHÉROES

Me gustaría ensayar algunas precisiones para aquello que en diferentes medios narrativos se conoce como “personaje tridimensional" y “personaje bidimensional" porque es algo cuya definición  no me resulta clara y se usa de manera indistinta creando confusiones; cada uno de los siguientes puntos contiene muchos temas que valdría la pena desarrollar con cuidado y espero poder hacerlo más adelante. Por el momento, propongo lo siguiente:

·         Generalidades sobre el personaje, las acciones y los adjetivos.

1.     Un personaje es un recurso narrativo basado en una hipótesis de comportamiento de una persona (puede ser puramente ficticia o con referentes directos en una persona real; y no necesariamente debe ser humana).
2.     Un personaje se construye principalmente cuando “hace cosas” dentro del universo narrado, donde se puede reconocer ese comportamiento antes señalado. Este reconocimiento no es instantáneo, sino acumulativo: sucede en el tiempo desplegado en la narración.
3.     Conforme al personaje se le atribuyan adjetivos y a sus acciones adverbios se irán definiendo sus bordes. Mientras más adjetivos y adverbios, más definido parecerá el personaje.
4.     Los adjetivos pueden ser solamente atribuidos al personaje por enunciación (otro personaje dice de él: “es el más cruel de los asesinos” y entonces el personaje adquiere el adjetivo “cruel”; o el autor dice “era un genio de la estrategia” y se lleva el adjetivo “genio”) pero deben confirmarse en las acciones del personaje, porque si luego de que se dijo que era el más cruel se comporta de manera piadosa, el adjetivo queda en entredicho y eso requiere una explicación al interior de la narración. (Aplica casi igual para los adverbios) Por ejemplo, se dice del Quijote que está loco, que perdió el juicio, y lo dicen una y otra vez, pero luego el personaje da muestras de aguda sensatez y discernimiento, aunque se comporta de maneras exóticas, sembrando la duda sobre su locura o el lugar que debe dársele en el mundo (y en el relato).

5.     Conforme se van acumulando adjetivos, algunos entran en oposición con otros. ¿Se puede ser cruel y generoso a la vez? ¿Cómo es alguien amable, orgulloso, melancólico, perezoso y desconfiado al mismo tiempo? Así,  cuando el personaje se ve ante una circunstancia que activa los adjetivos en oposición, se ve orillado a tomar decisiones que lo afectan de manera relevante. De esta oposición deriva el conflicto interno del personaje, y este conflicto interno carga sus acciones dramatismo, lo cual estimula el interés del lector por la resolución del conflicto. 
6.     Mientras más adjetivos con conflictos posibles, el personaje se parece más a una persona real, y entonces decimos que es “tridimensional” En cambio, si el personaje se limita a unos pocos adjetivos recurrentes que no le ocasionan conflicto entonces lo llamamos “bidimensional”. ¿Cuántos adjetivos podríamos atribuirle a Julién Sorel, el personaje de Stendhal en Rojo y Negro?

7.     Ambos tipos de personaje tienen usos narrativos diferentes. Los “tridimensionales” nos inducen a reconocernos en los conflictos y particularidades, a sentirlos vivos y cercanos, y la historia se desarrolla a partir de reconocer cómo se comportan y cómo cambian al interactuar con el entorno.  Los “bidimensionales” nos inducen a reconocernos en aspectos más abstractos, como las ideas (y entonces se vuelven símbolos). Dirigen nuestra atención más a los acontecimientos que a las conductas. Por supuesto, hay personajes “tridimensionales” que también llevan una carga simbólica importante, y otros “bidimensionales” que sentimos vivos y cercanos, y en ambos casos suelen ser los más entrañables o memorables, pues multiplican y amplifican sus lecturas posibles.

·         El caso de los personajes en el cómic de superhéroes.

8.     En medios que requieren brevedad, (como un comic book de superhéroes, por ejemplo) no hay suficiente espacio (o tiempo) para desarrollar personajes complejos con muchos adjetivos porque para ello habría que invertir muchas páginas viéndolos hacer cosas que vayan definiendo su conducta en diferentes situaciones. Como es un medio prioritariamente comercial, esa inversión no se justifica. Además, ese género de comic se basa en la potencia simbólica de los personajes, por lo que volverlos “tridimensionales” no resulta muy útil en términos narrativos, al menos en principio.
9.     No obstante, aunque no haya tiempo de acumular muchos adjetivos, es posible escoger unos pocos que entren en conflicto, creando un efecto de complejidad aunque en realidad el carácter sea muy sintético. Por ejemplo: un personaje tímido + valiente + egoísta + compasivo + culposo + pobre + nerd + bondadoso = Peter Parker (y todo ello se puede ver desde el primer episodio). Luego le agregamos que adquiere superpoderes de araña, un tío muerto por su culpa y una tía anciana y vulnerable que lo mantiene y tenemos a un superhéroe con muchas posibilidades de desarrollo “tridimensional” y al mismo tiempo, con muchas posibilidades de carga simbólica. Estas posibilidades se irán confirmando o contradiciendo conforme los guionistas desarrollen al personaje a partir de sus acciones.

10.   Un personaje que acumula adjetivos como “drogadicto” “atormentado” “irascible” alcohólico” “marginal” sigue siendo un personaje bidimensional si esos adjetivos no entran en oposición entre sí. Ha sido una tendencia en el cómic de superhéroes intentar hacer personajes “complejos” a partir de atribuirles características asociadas con temáticas “adultas” como las antes mencionadas, muchas veces con terribles resultados, pues –tratándose de un superhéroe, es decir, de alguien que defiende a los débiles gracias a dones especiales- se debilita aquello que pudiera simbolizar pero se ofrece muy poco a cambio, o se vuelve un símbolo de la decadencia, pero nada más. (Hay excepciones, por supuesto, como The Comedian y Rorshach de Watchmen).
11.   Algunos personajes que son esencialmente simbólicos y aparentemente “bidimensionales”, tienen un conflicto de fondo que, bien explotado, pueden convertirlos en personajes complejos. El caso de Supermán es quizás el más importante, porque además se trata del primer personaje del género, y el más famoso de todos ellos. Supermán es un alien (un migrante, digamos) que quiere pertenecer a la sociedad que lo ha recibido, pero que por sus características inherentes no puede ser igual que los humanos. Además, quiere ayudar a los humanos, pues tiene el poder para hacerlo, pero cuando se ve ante la posibilidad de ayudar de verdad, cambiando la sociedad de manera profunda, se enfrenta al problema de que para hacerlo debe usar su poder para someter a los humanos de modo que acepten lo que es mejor para ellos, o sea, usar la fuerza para imponer sus ideas y convertirse así en un tirano (eso sí, justo y bondadoso). Obviamente, depende de un buen guionista que estas posibilidades sean explotadas para contar una historia interesante, como es el caso de Red Son (un relato que narra lo qué pasaría si la nave en la que llegó Supermán cayera en la Unión Soviética en lugar de Estados Unidos).

12.   En suma, que las características de “tridimensionalidad” o “bidimensionalidad” del personaje no son un elemento de valor estético en sí mismas, sino un recurso narrativo del cual se puede echar mano para conseguir ciertos efectos o tratar ciertos temas. Ni tampoco las características de “personaje atormentado y con problemas reales” construyen personajes complejos sólo por amontonarse encima de alguien que mira desde una ventana caer la lluvia mientras sostiene una botella de whisky casi vacía mientras piensa en cómo quisiera follarse a su mamá.