viernes, 11 de enero de 2019

EL HILO DE ARIADNA Y EL CAMBIO POSIBLE


Apuntes apurados sobre el 3er Congreso Nacional de Teatro

Ante las urgencias y las demandas de justicia laboral y atendiendo a la petición de creadores teatrales, en 2015 la Coordinación Nacional de Teatro abrió un espacio para la reflexión y la discusión de los problemas comunes: el Congreso Nacional de Teatro, que ha ido creciendo cada año. Para el 3er Congreso, realizado en mayo de 2018, hubo representantes de todas las entidades, ejes temáticos a trabajar, ponencias, presentación de proyectos y laboratorios de trabajo. Un admirable ejemplo de organización dentro de un gremio casi siempre fragmentado y desarticulado, que condujeron de manera ejemplar Ana Francis Mor, Bryant Caballero, Micaela Gramajo, Aristeo Mora y Eloy Hernández.
Y es que hasta hace poco, si había que negociar por alguna mejora de las condiciones, tenían que hacerlo directamente las figuras consagradas del gremio, en directo con los funcionarios de turno, casi siempre en privado y haciendo uso de sus magros prestigios para presionar.
La urgencia de nuevas prácticas políticas al interior del gremio están impulsando modelos más incluyentes y abriendo espacios para que muchas más voces sean escuchadas. Lentamente, pero con paso firme, una fuerza colectiva se va formando entre nosotros. La fuerza colectiva no surge del acuerdo, sino de la capacidad para trabajar juntos incluso en desacuerdo, organizando las diferencias, escuchando, pensando juntos y aceptando la mirada del otro como algo valioso.
Sobre todo fue muy valioso contrastar las experiencias comunitarias de algunos estados con las preocupaciones económicas de las capitales, tomar conciencia de que México tiene muchas realidades teatrales y corroborar que solo unas pocas de esas realidades tienen acceso a las oficinas de los funcionarios que deciden las políticas y asignan los presupuestos.
Dos ejemplos que dan muestra de la diversidad:
Por un lado, Samuel Sosa, en representación de RECIO (Red de Espacios Culturales Independientes Organizados) afirmó, refiriéndose a la necesidad de una legislación para el teatro: “Creemos que en un país como el nuestro, menos regulación implica mayor productividad” y también: “…temas fundamentales de ética y buenas prácticas, como lo pueden ser los tabuladores o los horarios de trabajo, (deben) ser regulados por el mismo mercado” Lo que pone ante nuestros ojos la perspectiva sobre la política laboral que se quiere impulsar desde esta organización.
Por otro lado, el testimonio de Sandra Ivette García Sánchez, de Tabasco, representando al grupo de teatro estatal comunitario “El hilo de Ariadna” sirve para poner en perspectiva la urgencia de prácticas artísticas como opción para las y los jóvenes de todo el país al referir cómo, trabajando sobre La casa de Bernarda Alba: “…Cuando hicimos la revisión de las circunstancias culturales que permitían la opresión de las mujeres en la pieza de García Lorca, comparándolas con lo que vivimos en Soyataco, las mujeres no fuimos capaces de abordar estas situaciones sin sentirnos aplastadas y agobiadas… Fue un momento de memoria y análisis que puso ante el grupo las prácticas violentas, opresoras y humillantes que por sistemáticas y reiteradas terminan siendo normales para nosotras”. Ella misma refirió el caso de una compañera que, precisamente por sentirse rebasada por estas prácticas opresoras, no encontró otra salida más que quitarse la vida. El teatro, para ellas, es un espacio de encuentro vital, de cuidado mutuo, identidad y construcción de sentido.
Ojalá el Congreso de teatro al menos nos facilite reconocer, fortalecer y reproducir este tipo de prácticas, por el bien de todas.

MARTÍN LÓPEZ BRIE
Artículo publicado en la revista Paso de Gato, en 2018

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